Un niño transexual no tiene un cuerpo equivocado, es parte de la diversidad

BEGOÑA SIERRA  12/12/2014 

 alto aragon diario

 

HUESCA.La presidenta de la Aso­ciación de Familias Transexuales Chrysallis, Natalia Aventín, ofre­ció ayer una charla en el IES Pi­rámide de Huesca para explicar a los chavales de este centro cuál es la realidad de estas personas, en qué situación están y por qué se produce. «A todos cuando na­cemos se nos adjudica un sexo según los genitales. Cuando em­pezamos a expresarnos verbal­mente, a los dos o tres años, lo hacemos en un género o en otro y a partir de allí somos conscien­tes de nuestra identidad, que a los transexuales no les coincide con el sexo que les asignaron al nacer», explica Aventin, que aña­de que estas personas van a te­ner que luchar para hacer ver su identidad a su entorno cercano e intentar que se las respete.

La asociación Chysallis nació en julio de 2013 cuando un gru­po de padres y madres se unie­ron para apoyar la crianza de sus hijos e hijas transexuales, ayu­dar y asesorar a las familias de otros niños y niñas en esta situa­ción y defender los derechos de la infancia y adolescencia trans en diferentes ámbitos: educati­vo, sanitario, legal, social, cultu­ral y deportivo. A día de hoy, esta entidad cuenta con 240 socios de todas las Comunidades Autóno­mas, entre los que se encuentran unas 16 familias de Aragón. «Lle­gan a nosotros para contar su si­tuación, siempre piensan que su caso es el peor del mundo y que va a ser difícil superarlo, pero una vez hecho el tránsito social la calidad de vida siempre mejo­ra en la familia», asegura. Estos

«A las personas transexuales no les corresponde su identidad con el sexo que les asignaron al nacer»

niños se topan con la incompren­sión de los centros educativos, la familia y el desconocimiento que hay por parte de la comunidad médica. Además, tienen otros problemas a nivel de identidad registral «porque una vez que les han dado un nombre, cuando el niño o la niña vive con su identi­dad social, resulta que tiene una documentación que no se corres­ponde con ella», dice.

Aventín comenta que muchos padres y madres no aceptan a sus hijos e hijas transexuales, que se ven obligados a hacer este trán­sito social a edades avanzadas; «no han podido vivir su vida con su identidad, lo que provoca estados de ansiedad y depresión», lamenta. Aventín, que reside en Benasque, tiene un hijo tran­sexual que está perfectamen­te integrado en la localidad ya que «siempre se le ha respetado su identidad porque siempre ha dicho que era un niño», apunta. Tras su experiencia, esta madre lo tiene muy claro. «La identidad viene de fábrica. Un niño tran­sexual no tiene un cuerpo equi­vocado, es parte de la diversidad cromosómica. No es el cuerpo de otro porque si no quien lo hubie­se perdido tendría un problema. Es su cuerpo y si la sociedad les acepta será más fácil que ellos también lo hagan», concluye.