Valeria Vegas: «El cine ha enseñado a la sociedad que reírse de la transexualidad no es malo»

La escritora de las memorias de La Veneno presenta ‘Vestidas de azul’, un repaso al trato del cine a la mujer trans en España

LGTBI+ | Néstor Villamor 30 de abril del 2019
Fuente (editado): THEOBJETIVE

Después de sorprender con ¡Digo! Ni puta ni santa, las memorias de la indescriptible Cristina, La Veneno, la periodista y escritora valenciana Valeria Vegas publica ahora un nuevo libro en el que cambia de registro. Vestidas de azul (editado por DosBigotes) es un análisis sobre cómo el cine y los medios de comunicación han retratado a las mujeres transexuales en los años de la Transición. El libro toma su nombre de Vestida de azul, un documental de culto del expresidente de la Academia de Cine Antonio Giménez-Rico y el primer documental español en tratar la transexualidad.

Para tener una idea de qué es Vestida de azul, imagine el lector el clásico Paris is Burning, solo que aquí Venus Xtravaganza es una joven gitana llamada Tamara cuya familia la maltrataba desde niña por ser transexual y Pepper LaBeija es Loren, una señorona que pasó su juventud trabajando como sirvienta para la aristocracia andaluza y que guarda recuerdos traumáticos sobre su paso por Carabanchel en virtud de la ley franquista de vagos y maleantes. A ambas, junto a otro grupo de mujeres trans, las reunió Giménez-Rico en 1983 en el Palacio de Cristal de Madrid para que hablaran sobre sus vidas en aquella España a la vez que nos presentaba su día a día, que incluye visitas al cirujano, redadas policiales, reuniones familiares y espectáculos de variedades subidos de tono. Un documento histórico que nunca se ha editado en DVD y que Vegas ha querido rescatar del olvido en su nuevo libro.

¿Cuál es la importancia de Vestida de azul?

Es el primer documental de España que aborda la transexualidad y además se estrena en salas comerciales, es decir, en un pueblo de España, en cualquier ciudad… Y llegó incluso al Festival de San Sebastián, es decir, tuvo cierta repercusión.

¿Cómo ha cambiado la representación de las mujeres trans en el cine desde la Transición hasta hoy?

Ha tenido un progreso favorable, afortunadamente, faltaría más. Pero ha sido lento, ha sido muy lento, porque no se han notado cambios positivos hasta los últimos años. Ahora empezamos a ver personajes en ficción que realmente están humanizados, que cuentan historias… y aquellos primeros años, hasta bien entrados los 90, siempre eran personajes destinados a la mofa, a la burla, al escarnio… Apariciones muy breves para hacer reír al público.

¿Qué ha cambiado en estos últimos años?

Ha cambiado una conciencia social. Y no solo social: también de los medios de comunicación. Yo siempre digo que hemos hecho entre todos mucho por eso, desde tener un titular que esté escrito correctamente, desde hacer noticias de una manera objetiva… Se ha ido perdiendo el morbo. En los 70, 80 había un morbo en las noticias, en los titulares, en las películas… que hoy en día se ha perdido.

Loren, una de las protagonistas de ‘Vestida de azul’, con el director, Antonio Giménez-Rico. | Foto: DosBigotes

¿Qué papel ha jugado el cine a la hora de establecer prejuicios sobre el colectivo trans?

Pues ha jugado un papel importante porque el cine es esa vía de comunicación, de entretenimiento, que se consume mucho más que un periódico, a veces, que un libro. Entonces, siempre ha habido personajes de la típica escena donde, al final, es que ella era camionero. Y eso no es creíble, no tiene una base. O ella entra en un cuarto de baño de hombres y es como: “No, es que eso no ocurre”. Entonces ha tenido importancia porque estaba maleducando a la sociedad, le estaba enseñando que reírse de ese colectivo tan minoritario no era malo.

En ese sentido, ¿cómo ha evolucionado España en comparación con Hollywood?

En comparación con Hollywood, vamos un poquito detrás, pero eso no quiere decir que los americanos lo hayan hecho bien desde el principio. Siguen recogiendo comedietas de estas de los 80 y sigues viendo un personaje que ni siquiera es de reparto, que tiene dos frases, y que está destinado a que el protagonista haga una broma o una burla cuando pasa por su lado. Lo que pasa es que Hollywood y Estados Unidos sí han tenido algo en los últimos años que yo creo que España cogerá ahora la carrerilla, que son esos castingsdonde los papeles trans los hacen mujeres trans u hombres trans.

Carmen Maura, encarnando a una mujer transexual en ‘La ley del deseo’, con su hija, interpretada por una jovencísima Manuela Velasco. | Foto: IMDB

Además de Vestida de azul, ¿Qué otras películas fueron importantes en España en la representación del colectivo trans?

Te diría Cambio de sexo, de Vicente Aranda. Es una película protagonizada por Victoria Abril, magnífica actriz que resuelve muy bien el papel. Es una película del 77 y fue la primera película que abordó en ficción la transexualidad. La ley del deseo, de Pedro Almodóvar, tenía un personaje que estaba completamente humanizado. Tanto que hasta le ponía una niña al lado para integrarla en esa sociedad pese a que, a la vez, nos mostraba una sociedad hostil. Y luego hay casos que no era transexualidad, aunque muchas veces se ha tomado como tal. Por ejemplo Mi querida señorita, que es una película que incluso mandamos a los Oscar, y que realmente es un caso de intersexualidad, lo que entonces se llamaba hermafroditismo. Pero es una película que está tan bien resuelta y tan bien contada… Y además en una época en la que todavía estaba la dictadura, lo cual tiene doble mérito.

¿Es mejor que el cine represente al colectivo trans con clichés negativos o la invisibilización?

¡Uf, qué dilema! Sí que es verdad que dices: “Ser invisible es lo peor”… Pues entre la invisibilidad o un cliché que se repite constantemente, desde luego es mejor el cliché porque la invisibilidad lo que hace es desinformar y lo ves en muchos países (¡de Europa!), que lo que carecen es de información y al final son ignorantes y de ahí que no comprendan y que estén todavía a años luz de otros muchos países porque no saben diferenciar identidad de condición, por ejemplo. Pero es verdad que esos estereotipos que se repiten negativamente, sobre todo en la televisión durante muchos años, aunque en el cine también pasa, tampoco ayudan porque generan una idea preconcebida de la transexualidad que no es ni mejor ni peor, existe, está ahí, pero no es mayoritaria. Yo lo que digo siempre es que las personas trans somos plurales: existen buenas, existen malas y claro que hay ordinarias y también hay educadas… Entonces el problema de ese cliché repetitivo hace que la sociedad, por desconocimiento, se crea que es único.

Portada de ‘Vestidas de azul’, de Valeria Vegas. | Foto: DosBigotes

¿Cómo ha sido pasar de escribir las memorias de La Veneno a Vestidas de azul?

Las memorias de La Veneno, para mí era más el objeto, el libro, la reivindicación del icono, porque yo sentía que alguien como La Veneno en Estados Unidos estaría súper reivindicada, con todo lo políticamente incorrecta que es, que hoy en día es inconcebible. También tiene doble mérito en ese sentido. Y Vestidas de azul es un ensayo, es decir, que me he puesto muy sesuda. Ha sido como decir: “He hecho esto, pero puedo hacer esto también”. No es que fuera un reto, pero Vestidas de azul es un análisis y lo otro no deja de ser una biografía en la que mi intención era siempre mostrar a la persona. La gente, cuando ha leído el libro, ha dicho: “Pues he visto un lado de ella que no se mostraba en televisión”. Pero sí, hay un salto importante entre un libro y otro, pese a que la base pueda parecer la misma, que es la exclusión social.

Por cierto, qué poco ha durado la placa que le han puesto en el Parque del Oeste…

¡La placa ha durado una semana, creo! Mi teoría de que la placa haya durado tan poco es que la ha cogido un mitómano maleducado, porque quitar un placa… chico, hazle una foto, hazte una camiseta… ¿Sabes por qué? Porque, si fuera vandalismo, yo pienso que habrían partido la placa en cuatro, habrían puesto un grafiti tránsfobo, ¿sabes? Entonces, este es el típico que no se puede contener y se lleva la placa a casa. ¡Que devuelva la placa!