Os voy a contar cómo descubrí a mi hija Martina

Me llamo Luis y os voy a contar cómo descubrí a mi hija Martina. Hace 8 años mi mujer Ana y yo tuvimos un precioso bebé de casi cuatro kilos, el ecógrafo en el cuarto mes de gestación nos dijo que sería niño atendiendo a sus genitales. Yo estaba entusiasmado, siempre había querido un niño, supongo que por compartir aficiones y esas «cosas de chicos», recuerdo que su primer juguete se lo compré yo, una moto amarilla teledirigida, jamás la tocó.

Muy pronto empezó a pedir princesas, barbies, cocinitas… yo estaba desconcertado, mi mujer me decía que no pasaba nada que debíamos dejarla jugar con lo que ella quisiera. Después llegó la época de las pelucas, las faldas, tacones y eso me sobrepasaba, cuando llegaba a casa y la veía así vestida no le decía nada por la reacción de su madre, pero mis miradas eran fulminantes.

Todo empezó a torcerse en casa, mi mujer empezaba a estar distante y Martina igual, yo estaba cabreado con el mundo, no entendía nada y todos mis planes con ella se habían ido al traste.

Ana, mi mujer, empezó a hablarme de una asociación que había encontrado de padres con hijos transexuales, me decía que los casos que encontraba allí eran iguales a los que estábamos viviendo con nuestra hija. Yo, por aquel entonces, pensaba que era una especie de secta y que alguien debía quedarse fuera para poner cordura.

Ni yo mismo sé cuando empecé a ver poco a poco a mi hija, quizás fue el empeño de todos y la fuerza de Martina, ok tenía una hija, pero, ¿cómo enfrentarme al mundo? Pues tampoco lo sé, sólo sé que poco a poco, la veo radiante, más feliz que nunca y que yo como padre, quiero que me recuerde con cariño y como un buen padre.

 Para mí fue importante la asociación Chrysallis, hablar con otros padres que habían pasado por lo mismo y en fin… sólo me queda pedir perdón a mi familia por no haberte visto antes Martina.

 Ahora me siento muy orgulloso, he ganado una hija y hacemos un montón de cosas juntos: ir a pescar, me acompaña a la oficina…, en fin, todo aquello con lo que había soñado y antes no era posible.