Extracto del artículo publicado en el pasado 16/11/2014 En el Diario de Balears. Ultima hora. Urko Ubieta
Lucha constante
Medidas pioneras, como la que ha tomado el Parlamento andaluz el pasado mes de junio, al aprobar una ley integral de transexualidad –la primera a nivel autonómico–, con especial hincapié en los derechos de los menores trans, están haciendo más visible al colectivo. Pero queda mucho por hacer. Y tanto. Bien lo sabe Natalia Aventín, madre de un niño transexual y presidenta de la Asociación de Familias de Menores Transexuales Chrysallis, de la que forman parte casi 60 hogares de todo el Estado, aunque han asesorado a más de 200 familias.
Chrysallis lucha, por ejemplo, por algo tan lógico como una ley nacional, en la línea de la de Andalucía, que despatologice la transexualidad. También exigen que se unifiquen los protocolos para administrar los bloqueadores hormonales, que deberían aplicarse, según Aventín, «en los indicios de la pubertad, a los 12 años más o menos». Algo que no ocurre ahora en muchas comunidades, que empiezan a prescribirlos a los 16 años o, incluso, con la mayoría de edad, como sucede en Madrid. «A los 18 años los efectos del tratamiento no son tan efectivos, ya que el cuerpo se está desarrollando durante toda la pubertad y a esa edad el proceso ya es casi definitivo. Además, los chavales sufren más», critica Aventín.
Con este baile de edades no está de acuerdo Onofre Sans, responsable de Prestaciones Sanitarias del IBSalut, que recuerda que todas las guías médicas tienen una «actitud conservadora» con respecto a la introducción de hormonas en adolescentes, al ser un «tratamiento muy fuerte».