Mikele Grande tiene quince años; nació con genitales masculinos*, pero desde que era una niña, tuvo claro que es una mujer; así lo ha reivindicado siempre, y su familia le ha acompañado en ese camino.
Las mujeres también tienen pene.
Edurne Elizondo/Uharte
Jone Grande tiene nueve años, y expresa qué es la transexualidad con una sola frase; “yo tengo una hermana con pene”. Mikele Grande nació con genitales masculinos* hace quince años. Es una mujer con pene, y así lo ha reivindicado desde que era una niña.
Ha recibido el apoyo de los compañeros de la escuela. Se considera una afortunada, ya que sabe perfectamente, que el proceso de muchos menores transexuales es mucho más doloroso; aún todavía tienen que enfrentarse a la exclusión. Las instituciones públicas también se convierten en un obstáculo, cuando tratan la transexualidad como una patología. El sábado los pamploneses salieron a la calle para difundir a los cuatro vientos el mensaje contrario a la patologización. Lugatibe Jóvenes Transmaricabolleros de Pamplona y la Asamblea Queer, fueron los organizadores de la protesta del sábado. Además, también se han organizado en estas últimas semanas unas jornadas sobre la transexualidad. Entre otros, participaron miembros de la Asociación de Familias de Menores Transexuales, Chrysallis.
La familia de Mikele Grande es miembro de esta Asociación. “Ha sido maravilloso unirse a personas que han andado nuestro mismo camino”, admite Luis Grande, padre de Mikele. Tanto él como la madre, Mertxe Oloriz, conocieron la asociación en la última fase de este proceso. Cuando se dieron cuenta de que su hija era transexual, se sintieron “muy solos” han señalado. “No sabíamos qué hacer, o a donde ir”, recuerda el padre. En la asociación, declaran, han hecho un “gran trabajo”. Le han dado apoyo a su hija, ayudándola a manifestarse como la mujer que es, en todos los pasos que ha ido dando.
Ese camino hace tiempo que lo comenzó esta joven de quince años, como afirma su madre; “Nos pedía lo que supuestamente eran juguetes de niñas; siendo muy pequeña, jugaba con muñecas, y se ponía pelucas con melenas; lloraba un montón cuando le cortábamos el pelo. Con tres y cuatro años le encantaba disfrazarse con vestidos de princesas”. “Se aprovechaba de todos los estereotipos relacionados con las mujeres, de algún modo, para demostrar que ella también era una mujer; para manifestar su identidad”, ha añadido el padre de Mikele, Luis Grande.
La joven recuerda un vestido que pidió a los Reyes Magos; concretamente, el de la reina de la Comparsa de gigantes de Huarte. Se lo hizo una tía, y ella se lo puso, hasta que se le quedó totalmente corto. “Exageraba todo, dicho de algún modo. Ahora estoy contenta; y más tranquila”. Está contenta y tranquila porque esa necesidad de revindicarse se le ha resuelto: Es una mujer, y es considerada una mujer por el resto.
En casa siempre ha tenido libertad para hablar de su identidad sexual. Sus padres le han dado confianza. “Hasta que cumplió los diez-once años, pensábamos que sería homosexual. Por nuestro desconocimiento. Ya que no es lo mismo, de ninguna manera, la identidad sexual y la orientación sexual” dice su madre. Cuando la hija tenía en torno a diez años, vieron claramente, que quien tenían por un hijo era hija. “Nos manifestó claramente que no era que quería ser una chica, sino que era un chica”, recuerda su madre. “Yo descansé ya que al fin pude poner nombre a lo que le sucedía a quien entonces tenía por mi hijo”. Oloriz afirma que para su padre resultó más difícil enfrentarse a la situación. Y el padre así lo reconoce: “La transexualidad la relacionaba con cosas negativas; entonces no teníamos el apoyo de la asociación. Veía que marginaban a las personas transexuales y pensé que en el caso de los menores, la situación podía ser mucho peor”.
Al igual que la hija, la familia también han realizado un tránsito y Luis Grande ha sabido dar la vuelta a las dudas y temores del principio. Defiende la libertad de su hija por encima de todas las cosas. “Solo quiero que mi hija sea feliz, igual que otros padres”, ha resumido.
De la escuela al instituto.
“Yo no he sentido miedo a hablar; no he sentido estar sola, o que tenía que estar en silencio”. Ha tenido el apoyo de la familia, ha subrayado Mikele Grande. De los padres y también del resto de los familiares. En la escuela ha dejado claro también la libertad que ha sentido para mostrase como es.
“Al ir a hablar con los profesores y la dirección de la escuela, nos mostraron una actitud inmejorable, cuentan los padres de Grande. Estudió en el Colegio de Huarte hasta finalizar la educación primaria. Ahora se encuentra estudiando la educación secundaria obligatoria en el instituto Atarrabia. “No he tenido ningún problema. También he recibido el apoyo de mis nuevos compañeros”. Mikele Grande recuerda como al comenzar en el instituto, iba al vestuario antes de que nadie entrara. “Me cambiaba rápido la ropa para salir lo más rápidamente posible; pensaba que las demás chicas no querrían que yo estuviese allí. Pero sucedió lo contrario. Me dijeron que yo tenía que estar allí”.
Efectivamente añade su madre, el apoyo de las amigas ha sido importantísimo. “Su grupo de amigas se conocen desde la infancia y han ido dando todos los pasos juntas. Han vivido el proceso con total naturalidad”.
La madre ha destacado la importancia que pueden tener los detalles. Y su hija así lo corrobora.”Cuando voy al centro de salud, por ejemplo, es maravilloso oír que me dicen Mikele cuando me llaman por la megafonía”.
Le cambiaron el nombre en su documento de identidad; sin embargo, no el dato relativo al sexo. “Hasta no haber cumplido los dieciocho años no se puede realizar ese cambio; para modificar el sexo registral, además, la persona que lo solicite, deberá demostrar que ha recibido tratamiento como mínimo durante dos años”, explica su padre. “Antes, hasta no operarse no era posible cambiar ese dato en el documento de identidad; hemos avanzado, pero no es suficiente”, denuncia. Estas medidas no hacen más que patologizar la transexualidad, señala Luis Grande. Y ha destacado la necesidad de trabajar en contra de ello.
En esta línea por todo ello ve positivo el manifiesto aprobado por el Parlamento de Navarra. El Parlamento concretamente, se ha mostrado favorable a la despatoligización, y se ha comprometido a realizar los cambios en la ley que sean necesarios, para que la despatologización de la transexualidad se convierta en una realidad.
Además, el Parlamento ha nombrado a Navarra, Territorio libre de transfobia. A favor de este manifiesto se sumaron Geroa Bai, Podemos, PSN y Ezkerra. UPN y PPN en cambio, se abstuvieron. “¿Por qué un partido no se muestra favorable a manifiesto como este?”, ha preguntado Mikele Grande.
Este tipo de manifiestos empujan a las instituciones a adquirir compromisos, en palabras de Luis Grande. “Y en este sentido les podríamos exigir que lo cumplan”. El padre reconoce que en el caso de Mikele, han sido muchas las personas que han arropado a la joven, voluntariamente. “Eso esta bien y lo agradecemos, pero no tenemos que olvidar que las personas transexuales tienen derechos, y estos se tienen que cumplir. La posibilidad de cambiar el nombre, por ejemplo, no puede estar supeditada a la voluntad de un juez”.
Hormonas.
“Pienso que algún día me operaré para modificar mis genitales, pero de momento no lo tengo en mi mente. Estoy muy bien y muy contenta”. Mikele Grande tiene claro que no tiene que operarse para ser mujer, pero no descarta esa posibilidad. No es una decisión que tenga que tomar ahora, en su opinión. “Es una decisión que tiene que tomar cada persona”, ha añadido su padre. “Se opere o no, ello no ha de ser lo que marque quién es Mikele. Hay mujeres que tienen pene y también hombres que tienen vulva”.
Mikele Grande comenzó el tratamiento de hormonas hace dos años. “En esto también tuvimos suerte, ya que no a todos los menores transexuales se les administra”, explica su padre. “En una primera etapa recibió bloqueadores. Su objetivo concreto es, frenar las características que no se quieran desarrollar. Este tratamiento es importante recibirlo al comienzo de la pubertad; en una segunda etapa, la finalidad del tratamiento hormonal es impulsar las características que queremos desarrollar”.
Mikele Grande sigue adelante en este proceso. No está sola. Ha aprendido, sin embargo, que otros jóvenes transexuales han encontrado muchas más dificultades en el camino. Sus padres también lo tienen claro. “A muchos menores les falta el apoyo de sus padres; los hay que llegan incluso al suicidio. Eso es muy duro. Les tenemos que proteger y ayudar”, afirma Oloriz. La transexualidad infantil es “invisible” afirma el padre de Mikele. “La realidad es diversa” añade Oloriz y tiene claro que esa diversidad es rica. “Que nuestra hija sea transexual nos ha hecho mejores; tenemos a todos los niveles mayor disposición a aceptar la diversidad”. Mikele Grande también lo tiene claro: “Estoy orgullosa de mi misma”.
* Catalogados socialmente como masculinos. (Las categorías que definen qué es masculino y qué femenino están basadas en constructos sociales y varían de una cultura a otra y a lo largo del tiempo, por ello no compartimos esta definición)
Noticiaa original:Berria / Nafarroako Hitza