Ocurre que cuando nos invitan a ir a algún sitio a explicar qué es Chrysallis, cómo trabajamos, cuáles son nuestras metas, nuestros avances o cualquier otro tema que nos afecte solemos decir que si vamos, luego ya vemos como lo organizamos. Por eso muchas veces nos vemos desbordadxs y ni tan siquiera tenemos tiempo de valorar la importancia de cada entrevista, charla, ponencia, taller…
El pasado 7 de octubre, Saida y yo, a la una del mediodía entrabamos en el Parlamento Portugués, AMPLOS había preparado un programa intenso y bien organizado. Por la mañana habíamos revisado un propuesta legislativa que había preparado el Bloco de Esquerda, nos pareció bien intencionada pero con poca concreción y algunos prejuicios en sus líneas, que se intentaban solventar liando un poco la estructura de los artículos. El planteamiento para este proyecto de Ley es sustituir a la aprobada en 2011, análoga a la Ley española 3/2007, porque se ha quedado obsoleta y no da respuesta a las necesidades del colectivo Trans. Tras cuatro reuniones -con el BE, PCP,PSP y PeV- en siete horas, salíamos agotadas, con la cabeza colapsada del intento de entender en portugués y trasmitir en castellano algo tan simple como que la identidad es un sentimiento propio e individual de cada persona, que la anatomía no condiciona los sentimientos y tampoco la identidad, que lo principal que necesitan nuestras hijas e hijos es respeto, los mismos derechos que el resto de ciudadanxs y existir, la condena al ostracismo que sufren las personas transexuales es insoportable.
Al día siguiente nos esperaba otra maratón en unas jornadas intensas y con mucha participación, fue interesante ver como el Secretario de Estado de Educación y la Secretaria de Estado de Ciudanía se prestaban a moderar dos de la mesas. En la última participaron una diputada del PS y otro del BE, me sorprendió que llegaran con tiempo para asistir a la mesa anterior, que en su discurso hubieran incorporado las ideas que les trasmitimos en la reunión en el Parlamento. El Secretario de Estado de Educación fue un poco osco y reticente pero me consta que ya ha dado un paso adelante y se ha puesto manos a la obra para facilitar que en los centros educativos los niños y niñas trans sean nombrados por su nombre social y este aparezca en todos los documentos administrativos.
Creo que podemos estar contentas porque el esfuerzo realizado se ve recompensado pero no puedo evitar mirar con envidia a ese país vecino, donde los políticos se sientan a escuchar con vocación de ser útiles, igual que las familias de allí miran con admiración a nuestra asociación y la capacidad de transformar nuestro entorno. Quizá es que la ausencia de una cosa nutre la otra. Dijeron que su ley de identidad de género iba a ser la mejor del mundo y a mí me gustaría que ambos países compitieran por tener la mejor, contagiando esas ganas de hacerlo bien al resto del mundo.
Natalia Aventín