Chrysallis, “somos distantes, cobardes, clientelares. Malas”
¡No queremos una Ley Trans!
Sí, parece ser que somos todo esto y no queremos ver reconocidos los derechos de nuestres hijes… (nótese la ironía)
Distantes y cobardes, porque no respondemos a las críticas, ataques, bulos e incluso insultos que recibimos últimamente.
Clientelares, porque intentamos y trabajamos duro para conseguir estar en aquellos lugares, en los que el diálogo y la no confrontación sea la vía que nos lleve a alcanzar los históricamente tan luchados y reivindicados derechos humanos de las personas trans*
Malas, porque en ese intento nada fácil de apartar el ruido y la confrontación política e ideológica del debate para poner en el centro los DDHH, nos mantenemos en silencio con el fin de no alimentar más los discursos de odio que tanto daño están ocasionando a nuestra infancia y adolescencia, así como a las personas trans* adultas.
Ese silencio no responde a una falta de determinación, lucha y trabajo por la aprobación de una ley trans estatal en la que se contemplen SÍ o SÍ todos los derechos del colectivo:
- Libre autodeterminación de género independientemente de la edad. Sin tutelas, sin requisitos de ningún tipo
- Despatologización
- Reconocimiento de las personas no binarias
- Derechos de las personas trans migradas
- Derecho al acceso al ámbito sanitario, laboral, cultural, deportivo
Para nosotras, no responder a esas críticas, ataques, bulos e insultos, significa que no se nos quiere ver o no “interesa”, ya que solo con mirar un poco queda claro que estamos en las calles, en los medios de comunicación, en ponencias, entrevistas y redes sociales, entre otros…
En cada uno de todos los espacios en los que estamos, que no son pocos, visibilizamos nuestra realidad, la de nuestres hijes, reivindicamos sus DDHH y denunciamos las batallas políticas con nombre y apellidos, sin tapujos ni medias tintas. Pero… somos “clientelares, cobardes y no queremos ver reconocidos los DDHH de nuestres hijes” …
Si se llegara a pensar que por esta persecución y ánimo de desprestigiar a tantas familias vamos a dejar de luchar, persistir y existir, no seremos nosotras quiénes confrontemos en esto.
Vamos a seguir en nuestra línea, con entidad propia, al lado de las personas trans*, sin criticar ni enfrentarnos a nadie y respetando, pero ante todo cuidando las vidas de tantas y tantas personas que ya han sufrido demasiado. No seremos nosotras quiénes las pongamos en riesgo sus vidas, su bienestar y denostemos su imagen pública.
Pedimos respeto y conciencia, porque cuando se nos ataca a nosotras se está atacando a una buena parte de la infancia y adolescencia trans*, se está intentando alimentar el odio hacia una asociación de familias de menores que trabajan y luchan por los DDHH de sus hijes, quita el sueño y daña a muchas personas que cada día salen a la calle llevando de la mano a su hija, hijo o hije al colegio sin saber si van a ser señaladas.
Así que invitamos a todas aquellas personas que puedan pronunciar “Chrysallis” con el fin de denostar su nombre poniendo en duda sus reivindicaciones y credibilidad, que reflexionen antes de hacerlo y piensen en la injusticia que significa, y, ante todo, en los peligros que conlleva para muchas personas menores.
A Chrysallis, no le cuesta reconocer que en ocasiones se ha de secar las lágrimas para seguir adelante con firmeza, fuerza y mucha determinación.
¡El amor a nuestra infancia y adolescencia y el respeto a todas las personas trans* que tantos años llevan luchando, es lo único que nos mueve!
Seguimos y seguiremos respetando, huyendo de la confrontación y acercándonos al diálogo y la unión, porque este es nuestro ADN.