Cuando llegas a Baeza, la hechura de sus calles y las piedras que las visten te previenen de que entras en un entorno especial, no en vano es una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Si te adentras en la historia de sus edificios y de las gentes que los habitaron puedes comprobar una temprana apuesta por la educación, base fundamental de una sociedad culta y respetuosa con la diversidad.
Sea por su historia o mérito exclusivo de sus actuales ciudadanos, Baeza puede presumir de ser un referente para la diversidad. Es poco habitual encontrar un lugar donde esta se celebre y a lo demás sorprende que las celebraciones superen el ámbito puramente institucional, implicándose la población y el sector empresarial.
En nuestra corta andadura y nuestro intenso trabajo cotidiano no tenemos muchas ocasiones de recibir palmaditas en la espalda. Cuando llegan, suena el teléfono y alguien dice que quiere premiar la labor de Chrysallis, sientes emoción, que se está haciendo bien, el trabajo da sus frutos, hay personas y entidades que empiezan a sensibilizarse siendo conscientes de que no somos unas madres y unos padres loc@s. Es gratificante, sobre todo para aquellas personas que de forma individual o ya en la asociación nos hemos encontrado puertas cerradas, silencios incómodos, palabras hirientes, sospechas no disimuladas, ver que las actitudes cambian.
A la recogida del premio «Contribución Colectiva» asistieron María José Martín, Saida Garcia y Natalia Aventín, Vicepresidentas y Presidenta de Chrysallis, la gala fue realmente emotiva y se sintieron muy afortunadas de poder estar representando a la asociación. Este reconocimiento es de las familias, de las niñas y niños valientes, de sus hermanas y hermanos y tambien de toda esa gente que a diario nos acompaña y nos arropa.